Ruzek responde a una llamada de control de asistencia social y descubre que se trata de un doble homicidio y que una niña pequeña se quedó sola en la casa. Poco después, Ruzek descubre que el ADN de la niña no coincide con el de ninguna de las víctimas para obtener una identificación que le lleva a creer que había sido secuestrada. Mientras tanto, el padre de Ruzek hace una visita sorpresa para revelar que le habían diagnosticado Alzheimer.