Valladolid, 1944. Un niño (13) entra apresurado en una casa que encuentra con la puerta abierta, despistando a su perseguidor. En su interior encuentra una mesa con pan, agua y leche y se sienta a comer. Un militar retirado (42), con un bastón, aparece en el interior de la vivienda, tranquiliza al niño y se sienta con él. Ambos conversan sobre su pasado mientras el niño sigue comiendo y bebiendo, hasta que se queda dormido sobre la mesa.